Dijo Aranguren, durante 2017 “habrá licitaciones públicas para cerrar plantas termoeléctricas de ciclos abiertos, construir otras de ciclos combinados con posibilidad de regasificación y superar los cuellos de botella en alta tensión”, a partir de 198 manifestaciones de interés presentadas por 89 grupos empresarios distintos.
“Necesitamos 5.000 kilómetros de redes de ultra alta tensión para atender las necesidades de los proyectos de energías renovables y para transferir la energía de las represas sobre el río Santa Cruz, porque la capacidad actual de transmisión no alcanza”.
El funcionario consideró que esas obras deben realizarse “en paralelo con el sistema de generación de electricidad, para asegurar la confiabilidad del sistema”.
Aranguren señaló que “será difícil este año hacer algo más que lo que hicimos en 2016”, aunque puso de relieve los avances en materia de energías renovables, que “tienen que tener un lugar relevante en la matriz de generación por su impacto en materia de costos y para mitigar el cambio climático”.
El ministro resaltó la “alta dependencia del sistema de los combustibles fósiles, que llega al 87% y las renovables constituyen “una buena oportunidad para aportar seguridad, energía accesible, variada y a precios razonables”.
“En un país con recursos en cantidad y calidad, lamentablemente por nuestra propia inoperancia en muchos años dependemos de energía importada”, cuestionó Aranguren.
Recordó luego que hasta ahora sólo se generan 200 MW de energía solar y eólica, y otros 600 de mini hidroeléctricas, lo cual suma no más de 1,8% de la matriz de generación.
“Las licitaciones recientes lograron captar proyectos por u$s 6.500 millones, que permitirán llegar a fines de 2018 con un aporte de 9% de la energía consumida, y en 2025 cubrir el 20% previsto por la ley, aunque seguramente “vamos a estar por encima de esa meta porque tenemos la tecnología, los recursos y viabilidad económica”, dijo Aranguren.
Destacó además que existen “condiciones para un desarrollo de la industrial nacional, ya que el plan Renovar incluye el apoyo al compre nacional y la transferencia de tecnología desde centros más avanzados”.
Aranguren recordó que la Argentina aún importa gran parte de la energía que consume: “en invierno no podemos cubrir la demanda de gas natural, que llega a 150 millones de m3/día y hay cortes en la industria, por lo que importamos un 30% de Bolivia, otros 20 millones como gas licuado y algo de Chile”.
Durante el verano, en tanto, “el abastecimiento proviene de Uruguay, vía Salto Grande, y de Yacyretá, donde estamos tomando el 90% de la electricidad generada, y de Brasil un 10% cuando el costo es bajo por mayor hidraulicidad”.
Aranguren se refirió también a las subas de tarifas, pese a lo cual los subsidios en el sector ascendieron a casi 3% del PBI en 2016, porque debieron cubrirse deudas que venían del año anterior y por el impacto de la devaluación del peso, ya que las importaciones son en divisas.
“Sin los ajustes de tarifas -concluyó el ministro- el déficit hubiera sido mayor y al trasladarse a una inflación más alta, tarde o temprano todo sale del bolsillo de todos los argentinos”.
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