Las energías renovables se encuentran en pleno desarrollo a nivel mundial. El interés por diversificar la matriz energética, el compromiso de reducir las emisiones contaminantes y la emergencia de nuevas tecnologías de menor costo son los principales motivos que explican el crecimiento de las inversiones para generar energía a través de fuentes renovables en la mayoría de los países del mundo. Las energías renovables han comenzado a expandirse en la Argentina aunque su penetración es aún muy incipiente en comparación con lo que sucede en otros países del mundo. Los recursos energéticos renovables solo aportan el 0,8% de la energía primaria, mientras que en países como Dinamarca, Finlandia, Alemania y Suecia llegan a dar cuenta de hasta el 20% del total y en países de la región, como Chile y Brasil, aportan cerca del 5%. Pero, además, la relevancia de las energías renovables es también escasa en relación al tamaño de la demanda de energía eléctrica del país: solo el 1,5% del consumo se cubre con generación de fuentes renovables. A pesar del reducido avance registrado hasta el momento, la Argentina presenta un gran potencial para el desarrollo de las energías renovables. Entre las diferentes opciones de recursos renovables, la energía eólica es la que presenta mayor factibilidad de crecimiento. Por un lado, debido a su menor costo relativo; y por el otro, porque el país tiene grandes ventajas naturales vinculadas a la velocidad y regularidad de los vientos en diversas áreas del territorio nacional, lo que permite alcanzar un elevado factor de carga. La puesta en vigencia del nuevo marco normativo para las energías renovables - recientemente sancionado - puede implicar una obligación de incrementar este tipo de generación eléctrica, al establecer la meta de abastecer el 8% del consumo de energía eléctrica mediante generación de fuentes renovables al año 2017, y el 20% hacia 2025. Una estrategia tendiente a ampliar la generación de energía eólica tendría diversos efectos positivos. En primer lugar, permitiría una diversificación de la matriz energética, reduciendo los riesgos de un mercado que presenta una elevada volatilidad. En segundo lugar, podría mejorar intertemporalmente el balance de divisas, especialmente si se considera que las importaciones energéticas del 2014 alcanzaron los 13.000 millones de dólares. Y, en tercer lugar, podría constituirse en una apuesta a la innovación, la industrialización, la creación de empleo y la producción de bienes de alto valor agregado, ya que el crecimiento de la generación de energía eólica abre una oportunidad para la industria nacional para abastecer la demanda de aerogeneradores y de sus componentes. El presente trabajo tiene el objetivo de analizar la demanda potencial de aerogeneradores que puede surgir como consecuencia de la aplicación del nuevo marco normativo para la difusión de las energías renovables y estudiar la capacidad de fabricación nacional de los equipos y de sus componentes. En virtud de ello, en la siguiente sección se observa el estado de situación de las energías renovables, y en particular de la eólica, en la Argentina. En la tercera sección se presenta una estimación de la cantidad de aerogeneradores requeridos para la generación de energía renovable a partir de la puesta en vigencia del nuevo marco normativo. En la sección cuatro se realiza una evaluación de la capacidad de respuesta de la industria nacional para abastecer la demanda de aerogeneradores y de sus partes y piezas, y se identifica a las empresas que pueden llevar a cabo este proceso. Luego, se presenta una estimación de la incidencia de componentes nacionales e importados en el valor de la instalación de un parque eólico. Por último, se realiza una estimación del impacto del impulso de generación de energía eólica en términos de ahorro de divisas.
La generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables presenta escaso desarrollo en la Argentina. De acuerdo a la información oficial, en el año 2014 se generaron 1.800 GWh de energía a partir de fuentes renovables, lo cual implica una contribución del 1,5% sobre el total de demanda de energía. La energía hidroeléctrica a pequeña escala ha sido el principal origen, representando más de la mitad del total de la generación de energía en base a fuentes renovables en el último año. Los recursos eólicos se encuentran en segundo lugar de importancia entre las fuentes renovables, aportando un tercio de la generación de energía renovable.
Si bien la base de comparación es muy baja, es destacable que en los últimos años se ha evidenciado un crecimiento en la generación de energía renovable, en torno al 22% promedio entre 2011 y 2014. Cabe señalar que el aumento de la generación de energía eólica es la principal razón para explicar la mayor relevancia de las energías renovables. En el último año, la demanda de energía cubierta con este recurso se incrementó un 37%, gracias a la incorporación del nuevo parque eólico Arauco II y a la mayor actividad del Parque Loma Blanca, inaugurado en 2013. A pesar de los avances, el aporte de la energía eólica es aún muy poco significativo a nivel agregado: representa solo el 0,5% del total del consumo de energía eléctrica a nivel nacional.
Recientemente, se aprobó una nueva Ley de Energías Renovables (Ley Nro. 27.191), la cual modifica el marco normativo hasta entonces vigente. Por un lado, la ley incorpora una serie de beneficios fiscales y otro tipo de incentivos para fomentar las inversiones en el sector de energías renovables; y por el otro, establece un nuevo cronograma de metas de abastecimiento de consumo eléctrico a través de generación de energía mediante recursos renovables. Los objetivos implican la provisión del 8%
del consumo eléctrico provisto a través de energía renovable para 2017 y aumenta progresivamente hasta llegar al 20% para 2025. La puesta en vigencia de este nuevo marco normativo demandará un gran crecimiento de la generación a partir de fuentes renovables, aún suponiendo un panorama de crecimiento moderado de la demanda eléctrica. Si la tasa media de expansión del consumo de energía eléctrica fuera del 2%, el cumplimiento de las metas implicará la necesidad de generación de aproximadamente 11.000 GWh a partir de recursos renovables para 2017, que equivale a 6 veces el nivel de generación de 2014, y 32.600 GWh para 2025, que es 17 veces el nivel registrado actualmente.
Dichos requerimientos de crecimiento en la generación de energía renovable implicará incrementar significativamente la capacidad instalada. Para ello, es factible avanzar, simultáneamente, en el impulso de la generación de energía eléctrica a partir de tres grandes áreas que presentan en la actualidad las mayores posibilidades de expandir la capacidad de generación: 1 Los objetivos que plantea la ley son los siguientes: 8% a 2017; 12% al 2019; 16% al 2021; 18% al 2023; 20% al 2025. En los últimos 10 años la demanda de energía eléctrica creció a un ritmo de 3,5% promedio.
• Biomasa: Diversos países dependen significativamente en la generación de energía - térmica y eléctrica - en el aprovechamiento de recursos provenientes de la biomasa, tales como residuos del sector foresto-industrial, del sector agrícola y desechos municipales. En la Argentina existen estudios que indican que existe biomasa para generar más de 24.000 Ktep3 (FAO, 2009; Uasuf y Hibert, 2012).
• Energía eólica: La Argentina cuenta con ventajas naturales para el desarrollo de este tipo de energía, en particular por la regularidad y velocidad de los vientos, lo que posibilita disponer de un factor de carga que puede alcanzar el 42% en determinadas zonas, superior al que se logra en la mayoría de los países del mundo. De acuerdo a diversos estudios, existe la posibilidad técnica de generar 65 veces la potencia instalada actual. Por otra parte, la energía eólica es, actualmente, una de las alternativas más competitivas (dependiendo de la disponibilidad, concentración de recursos y precios de la energía).
• Energía solar: A nivel mundial se ha observado recientemente un fuerte crecimiento de las inversiones en la generación de energía solar. La reducción de los costos de los paneles solares, por un lado; y la posibilidad que brinda esta tecnología para autogenerar energía, por el otro, constituyen los principales argumentos que explican el dinamismo que han experimentado las energías solares en los últimos años. Asimismo, cabe aclarar que la Argentina cuenta con espacios con altos valores de radiación solar por unidad de superficie, especialmente en la zona Norte del país.
Además de las tres opciones mencionadas, es factible considerar otras formas de generación, como el biogás o la energía mareomotriz, entre otras. La concentración de desechos agropecuarios en determinadas zonas donde se emplea el feedlot pero también de residuos de industrias como la alimenticia invita a considerar la opción de los biodigestores para la generación de energía, tal como se emplea en muchos otros países, como por ejemplo en Australia o en Finlandia. También es posible el desarrollo de la energía mareomotriz, siendo que en la Argentina existe potencial natural para el aprovechamiento de dichos recursos, a pesar de que existe escasa difusión en la mayoría de los países del mundo. Actualmente, la inversión estimada para la generación de energía eléctrica a través de biogás, biomasa o solar es generalmente superior a la que se requiere para la puesta en marcha de parques eólicos. No obstante, en algunos casos, la productividad es mayor, por lo que es factible producir más energía por MW instalado. Tal es el caso, por ejemplo, de la biomasa o del biogás, donde es posible alcanzar un nivel cercano al 80%, por lo cual el costo de inversión por energía generada puede terminar siendo inferior incluso al de la generación eólica. Sin embargo, las plantas de biogás como las de biomasa pueden presentar inconvenientes asociados a la disponibilidad de los insumos, debiendo incurrir en costos adicionales de traslado de residuos. La energía eólica, en cambio, no debe afrontar este tipo de obstáculos, aunque sí tiene la desventaja de la intermitencia de los vientos, por lo que se erige como alternativa complementaria y no única para la generación de energía eléctrica. Por tanto, dado que cada opción tiene virtudes y falencias, las mismas se deberán desarrollar simultáneamente para que la complementación permita cumplir con las metas de sustitución de fuentes fósiles por renovables establecida por ley. Para estimar la demanda potencial de aerogeneradores en el mercado local, bajo la hipótesis de entrada en vigencia de la nueva ley de energías renovables, se cuantificarán los requerimientos de ampliación de la capacidad instalada para la generación de energía eléctrica a través de fuentes renovables. Para ello, se considerarán dos escenarios de provisión de energía al 2025: el primero, que supone que el 100% de los requerimientos de generación de energía renovable será cubierto mediante energía eólica; y el segundo, donde el 50% será cubierto con eólica; el 20%, con energía solar; el 15%, con biomasa; el 10%, con hidroeléctrica; y el 5% restante, con biogás. Es factible que el proceso de crecimiento de generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables en la Argentina se produzca en forma diversificada aunque exista un predominio de la energía eólica. Es por ello que el escenario 1 es más bien un ejercicio teórico, para cuantificar la demanda potencial de aerogeneradores en un caso extremo, que una proyección de la matriz energética para la Argentina para dentro de 10 años. El primer escenario, entonces, parte del supuesto de que la meta de sustitución por fuentes renovables para 2025 se cubre completamente con energía eólica. Ello demandará una potencia instalada requerida de aproximadamente 9.000 MW, con un factor de carga del 40%, el cual es posible alcanzar en las zonas con mayor potencial eólico del país y, por tanto, se requeriría la instalación de 4.000 aerogeneradores, de potencia media de 2,1 MW cada uno. Aproximadamente, la inversión por MW es de poco más de 2 millones de dólares, lo cual sumaría un desembolso total de US$ 18.000 – US$ 20.000 millones en los próximos 10 años para cumplir con el objetivo de abastecer el 20% de la demanda de energía eléctrica a través de generación eólica. El segundo escenario propuesto parte de la hipótesis de que la demanda de energía eléctrica de fuentes renovables sería cubierta no solo por la generación eólica sino también con energía solar, biomasa, pequeña hidroeléctrica y biogás. De acuerdo a las participaciones relativas supuestas, y a los factores de carga considerados, debería contarse con una capacidad instalada al 2025 de 4.500 MW de generación eólica; 3.000 MW, de generación de energía solar; 700 MW para biomasa; 200 MW para biogás y 550 MW de pequeña hidroeléctrica. Bajo este escenario, los requerimientos de ampliación de la capacidad instalada para la generación eólica continúan siendo muy significativos. De cumplirse con las metas de sustitución y suponiendo que la energía eólica seguirá siendo la opción más ágil y competitiva, la hipótesis de que la misma proveerá el 50% de la demanda de energía eléctrica renovable al 2025, implica que existirá una necesidad de instalar unos .000 aerogeneradores en los próximos 10 años. A partir de lo expuesto, se concluye que la entrada en vigencia del nuevo marco normativo podría implicar un cambio de paradigma para el desarrollo de las energías renovables en la Argentina y, con ello, emergerá una gran demanda de aerogeneradores, lo cual podría producir un efecto industrializante, al abrir la posibilidad a las empresas de diversos sectores metalúrgicos a que aggiornen sus capacidades para la fabricación de los equipos y sus partes y piezas para abastecer al mercado local. El efecto industrializante del impulso a las energías renovables: potencialidades para la fabricación nacional de aerogeneradores El cumplimiento de los requerimientos de generación de energía de fuentes renovables puede convertirse en una oportunidad para desarrollar la producción de aerogeneradores nacionales como también sus partes y piezas. Como se mostrará a continuación, existen capacidades locales para la producción de aerogeneradores, los cuales pueden tener un alto grado de integración nacional, dado que es factible producir la mayoría de los componentes. El desarrollo de proveedores de partes y piezas y la articulación con las empresas fabricantes de aerogeneradores se erigen como un factor clave en el marco de una estrategia tendiente a impulsar la cadena de valor eólica. La producción nacional de estos equipos puede constituir una fuente de sustitución de potenciales importaciones y, asimismo, puede generar múltiples efectos positivos vinculados con la creación de empleo, las mayores inversiones en investigación y desarrollo, la agregación de valor y el desarrollo local. En la Argentina existen más de 200 empresas que conforman la cadena de valor de producción de bienes de capital para la generación de energía eólica. Entre ellas, solo tres firmas fabrican aerogeneradores; el resto, producen sus componentes. La mayoría de las firmas de la cadena de valor se encuentran agrupadas en el Cluster Eólico Argentino – impulsado por la Cámara de Industriales de Proyectos de Ingeniería de Bienes de Capital (CIPIBIC), que actualmente nuclea cerca de 60 empresas. Las tres empresas que pueden producir aerogeneradores son: IMPSA, NRG Patagonia e INVAP. Mientras que las dos primeras ya han desarrollado turbinas eólicas de alta potencia - de 0,5 a 2,1 MW– la tercera, solo cuenta con productos de diseño propio en el rango de baja y media potencia (de 4,5 a 30 KW). Sin embargo, solo IMPSA posee capacidad instalada para la producción seriada de equipos aerogeneradores. De acuerdo a datos de informantes del sector, dicha empresa tiene la capacidad de producir 70 equipos anuales además diversos componentes. En cuanto a la posibilidad de fabricar las partes, se destaca que la empresa está en condiciones de producir anualmente 70 generadores, palas y carenados como también otros componentes como torres modulares, generadores Unipower - de 1,5, 2,0 y 2,1 MW - y góndolas (estructura que sirve de soporte e interface de conexión entre el rotor y la torre). Por su parte, NRG Patagonia cuenta en el presente con una capacidad instalada para producir 60 equipos de 1,5 MW durante el período 2012 - 2014, es decir a razón de 20 equipos por año. Pero además, NRG Patagonia se encuentra actualmente en condiciones de fabricar por sí o por medio de proveedores nacionales una gran parte de los componentes de los aerogeneradores. Además de las empresas mencionadas, que pueden fabricar los equipos, hay muchas otras que pueden producir la mayoría de sus componentes. De los cuatro grandes ítems que componen el equipo eólico, que son la torre, el conjunto góndola, el generador y las palas, este último es el único donde actualmente Argentina no cuenta con fabricantes nacionales. Sin embargo, existen iniciativas para comenzar a desarrollarlas en el país, desde INVAP y en coordinación con algunas firmas del Cluster Eólico. Entre las empresas que producen piezas para los molinos, se destacan dos firmas que cuentan con instalaciones para fabricar torres para equipos aerogeneradores, que es uno de los grandes componentes de estos: Metalúrgica SICA Argentina S.A. y Metalúrgica Calviño S.A. Sin embargo, se deberán efectuar grandes inversiones para lograr aumentar su producción a 250 torres por año, con el fin de lograr la construcción de 2.000 torres para el año 2020. Estimación del potencial de la integración nacional de los aerogeneradores fabricados en Argentina De acuerdo al relevamiento de las empresas agrupadas en el Cluster Eólico Argentino, existe capacidad para la fabricación de prácticamente todas las partes, piezas y componentes para la producción local de aerogeneradores (actualmente se fabrica la mayoría pero no todas las partes y piezas). Ahora cabe indagar sobre el grado de integración nacional que es posible alcanzar en la fabricación de aerogeneradores argentinos a mediano plazo. A partir de ello, entonces, se podrá evaluar si la provisión de aerogeneradores de fabricación nacional puede implicar un ahorro de divisas frente a la importación de los equipos terminados. En ese caso, el efecto sobre el ahorro de divisas podrá ser doble: por la menor dependencia de importaciones de combustibles para generación de energía eléctrica y por los menores requerimientos de divisas para importar aerogeneradores. Con ese objetivo es que en esta sección se presenta un estudio de caso, en base a información suministrada por la CIPIBIC, el cual establece el costo de instalación de un parque eólico de 50 MW de potencia instalada. Ha sido un proyecto elaborado para la licitación GENREN I y el grado de participación nacional y extranjera de sus partes y componentes. El proyecto incluyó la instalación de 25 equipos de 2 MW cada uno, siendo la adjudicataria la empresa IMPSA.
El grado de participación de la industria nacional en la fabricación de equipos aerogeneradores, partes y componentes, junto a las obras complementarias, es muy elevado y se aproxima actualmente al 81%, siendo el 19% de los componentes de procedencia extranjera, considerando el costo total de la instalación de un parque eólico. No obstante, las obras complementarias para la puesta en funcionamiento de los aerogeneradores, por definición, prácticamente no demandan importaciones y, de acuerdo a lo expuesto, constituyen una parte significativa del costo total del proyecto. Aproximadamente, los aerogeneradores representan 64% del valor total de la puesta en funcionamiento del parque; mientras que las obras complementarias, el otro 36%. El despiece de los aerogeneradores, según el origen de sus componentes, muestra que el 70% del valor total corresponde a partes y piezas de fabricación nacional. El 30% restante corresponde a componentes que son de origen importado, debido a que actualmente no existe producción local de los mismos. Tal es el caso de las palas y de algunas partes de los generadores. Por el contrario, sí se corrobora que es posible fabricar el resto de los componentes: las torres, los transformadores, las góndolas, anillos de fundaciones, algunas partes de los generadores y, aunque todavía no se efectuaron, también los carenados. A partir de lo expuesto, puede concluirse que la puesta en funcionamiento de la nueva ley de energías renovables y el impulso de la provisión de aerogeneradores de origen nacional puede implicar un verdadero crecimiento para el sector de bienes de capital. Además, considerando el alto grado de integración nacional, la fabricación de los aerogeneradores en la Argentina es una opción factible para la construcción de los parques eólicos y también un camino con menor necesidad de divisas frente a la importación de los equipos terminados. Estimación del impacto del impulso de las industrias vinculadas a la generación de energía eólica en términos de ahorro de divisas La implementación de una estrategia para promocionar la instalación de parques eólicos, utilizando aerogeneradores nacionales, constituye una gran oportunidad para la Argentina. Además de los efectos positivos en términos de la reducción de emisiones contaminantes, puede ser una vía para aliviar la restricción externa. Una primera cuestión para analizar es la comparación entre la demanda de divisas para la construcción de un parque eólico con aerogeneradores nacionales vis a vis uno con aerogeneradores importados. Ello implica observar el ahorro de divisas por la fabricación nacional de los aerogeneradores, considerando que solamente se importan las partes y piezas no fabricadas en Argentina. La instalación de la potencia estimada en poco más de 9.000 MW para alcanzar la generación de 32.600 GWh mediante energía eólica podría demandar cerca de US$ 20.000 millones en el período 2016-2025. Si solo el 19% del costo total de los proyectos es de origen extranjero, la instalación de los parques eólicos para cubrir la totalidad de la demanda potencial de energía renovable al 2025 insumiría unos US$ 4.000 millones de divisas para importaciones de partes y piezas de aerogeneradores. Pero, de no avanzar con estos proyectos, probablemente continúe la dependencia de las importaciones de combustibles para el funcionamiento de las centrales térmicas (o al menos en parte, si se incrementa la producción local de gas y petróleo). Ello podría implicar mayores requerimientos de combustibles para la generación de energía térmica que a lo largo del período de 10 años podría demandar entre US$ 18.000 y US$ 20.000 millones de importaciones de combustibles (gasoil o fueoil). Por tanto, la instalación de parques eólicos que permitan abastecer el 20% del consumo energético en 2025, con aerogeneradores de fabricación nacional, podrían llegar a reducir las necesidades de divisas en más de US$ 16.000 millones en los próximos 10 años. Y las importaciones de piezas requeridas para fabricar dichos aerogeneradores equivalen al ahorro de divisas para la importación de gasoil y/o fueloil que se hubiese necesitado para la generación de energía mediante centrales térmicas en solo dos o tres años. Aún si se espera un escenario donde la energía eólica solo represente la mitad de la demanda de energía eléctrica de fuentes renovables –complementada con energía solar, biomasa, biogás - el ahorro de divisas es todavía significativo. En conclusion, la generación de energía eólica no sólo es un aporte a la diversificación de la matriz energética nacional, sino que además puede ser una plataforma de desarrollo industrial y tecnológico y en ese sentido contribuir al ahorro de divisas por sustitución de importaciones de combustibles, equipos y tecnología, así como también a la generación de divisas mediante la exportación de parques eólicos, de sus partes y componentes. La meta para alcanzar la provisión del 20% del consumo de energía eléctrica al 2025 mediante fuentes renovables implica la necesidad de impulsar un gran cambio en la matriz energética. Para lograr dicho objetivo deberá incrementarse 17 veces la generación eléctrica renovable y, por tanto, se requerirán inversiones de envergadura. 6 Depende de la evolución de los precios del petróleo y de sus derivados Si bien es factible que se produzca un avance simultáneo de la generación energética de diferentes fuentes de recursos renovables, la eólica se erige como la alternativa con mayor potencial de crecimiento. La expansión de la generación eólica para abastecer la demanda de energía renovable, por tanto, traerá consigo la necesidad de instalar una gran cantidad de aerogeneradores. Ello abre enormes oportunidades para la industria argentina para la fabricación de los equipos y sus partes. De acuerdo a los relevamientos realizados, existe un conjunto de empresas con capacidad para producir los equipos como también la mayoría de sus partes y piezas. La emergencia de un mercado potencial que puede superar las 2.000 turbinas en los próximos 10 años puede ser aprovechada para impulsar una industria de producción de alto valor agregado, con posibilidades de introducir mejoras tecnológicas, que permitirá el desarrollo de una gran cantidad de sectores de bienes de capital vinculados con la cadena eólica. Esto constituye una oportunidad para numerosas empresas del sector metalmecánico que se encuentran diseminadas por todo el país, generando empleo y contribuyendo al desarrollo local. Asimismo, el desarrollo de la energía eólica implicará una disminución en la demanda de divisas. Por un lado, por las menores necesidades de combustibles para generación térmica, al perder espacio este tipo de fuente energética y ganar participación la energía eólica; y por el otro, porque la instalación de aerogeneradores de fabricación local demanda menos divisas frente a la importación de los equipos terminados. Ello se debe a que existen capacidades para la producción de casi la totalidad de las partes y piezas de los aerogeneradores y, por tanto, presentan un alto grado de integración nacional. En síntesis, la puesta en vigencia de la nueva ley de energías renovables implica una oportunidad para la Argentina para diversificar la matriz energética, reducir las emisiones contaminantes pero también puede reducir la restricción externa y contribuir al desarrollo industrial, a la producción de bienes con alto contenido tecnológico y a la creación de empleo de calidad. Si el eje industrializante no es tomado en cuenta, se podrá diversificar la matriz energética pero al costo de elevados requerimientos de divisas por las importaciones que demande y habremos desperdiciado una oportunidad extraordinaria para el desarrollo industiral y tecnológico. No obstante, no debe perderse de vista que se deberá trabajar en el fortalecimiento de las empresas de los sectores involucrados para que puedan ampliar su escala de producción, mejorar las tecnologías disponibles y lograr equipos terminados de generación.
Fuente: Informe elaborado por por Matías Kulfas, Evelin Goldstein y Darío Caresani.
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