sábado, 11 de marzo de 2017

Energía eolica e industria nacional

Las  energías  renovables  se  encuentran  en  pleno desarrollo a nivel mundial. El interés por diversificar la matriz energética, el compromiso de reducir las emisiones contaminantes y la emergencia de nuevas tecnologías de menor costo son los principales motivos que explican el crecimiento de las inversiones  para  generar  energía  a  través  de  fuentes renovables en la mayoría de los países del mundo. Las energías renovables han comenzado a expandirse en la Argentina aunque su penetración es aún muy incipiente en comparación con lo que sucede en otros países del mundo. Los recursos energéticos renovables solo aportan el  0,8% de la energía primaria, mientras que en países como Dinamarca,  Finlandia,  Alemania  y  Suecia  llegan  a dar cuenta de hasta el  20% del total y en países de la región, como Chile y Brasil, aportan cerca del 5%. Pero, además, la relevancia de las energías renovables es también escasa en relación al tamaño de la demanda de energía eléctrica del país: solo el  1,5% del consumo se cubre con generación de fuentes  renovables. A pesar del reducido avance registrado hasta el momento, la Argentina presenta un gran potencial para el desarrollo de las energías renovables. Entre las diferentes opciones de recursos renovables, la energía eólica es la que presenta mayor factibilidad de crecimiento. Por un lado, debido a su menor costo relativo; y por el otro, porque el país tiene grandes ventajas naturales vinculadas a la velocidad y regularidad de los vientos en diversas áreas del territorio nacional, lo que permite alcanzar un elevado factor de carga. La puesta en vigencia del nuevo marco normativo para  las  energías  renovables  - recientemente sancionado - puede implicar una obligación de incrementar este tipo de generación eléctrica, al establecer la meta de abastecer el  8% del consumo de  energía  eléctrica  mediante  generación  de  fuentes renovables al año  2017, y el  20% hacia  2025. Una estrategia tendiente a ampliar la generación de energía eólica tendría diversos efectos positivos. En primer lugar, permitiría una diversificación de la matriz energética, reduciendo los riesgos de un mercado que presenta una elevada volatilidad. En segundo lugar, podría mejorar intertemporalmente el balance de divisas, especialmente si se considera que  las  importaciones  energéticas  del  2014 alcanzaron  los  13.000  millones de dólares. Y, en tercer lugar, podría constituirse en una apuesta a la innovación, la industrialización, la creación de empleo y la producción de bienes de alto valor agregado, ya que el crecimiento de la generación de energía eólica abre una oportunidad para la industria nacional para abastecer la demanda de aerogeneradores  y  de  sus  componentes. El presente trabajo tiene el objetivo de analizar la demanda  potencial  de  aerogeneradores  que  puede surgir como consecuencia de la aplicación del nuevo marco normativo para la difusión de las energías renovables y estudiar la capacidad de fabricación nacional de los equipos y de sus componentes. En virtud de ello, en la siguiente sección se observa el estado de situación de las energías renovables,   y en particular de la eólica, en la Argentina.   En la tercera sección se presenta una estimación de  la  cantidad  de  aerogeneradores  requeridos  para la  generación  de  energía  renovable  a  partir  de  la puesta en vigencia del nuevo marco normativo.   En la sección cuatro se realiza una evaluación   de la capacidad de respuesta de la industria nacional para abastecer la demanda de aerogeneradores y de sus partes y piezas,   y se identifica a las empresas que pueden llevar a cabo este proceso. Luego, se presenta una estimación de la incidencia de componentes nacionales e importados en el valor de la instalación de un parque eólico. Por último, se realiza una estimación del impacto del impulso de generación   de  energía  eólica  en  términos  de  ahorro  de  divisas.
La  generación  de  energía  eléctrica  a  partir  de fuentes  renovables  presenta  escaso  desarrollo  en la Argentina. De acuerdo a la información oficial, en el año  2014  se  generaron  1.800  GWh  de  energía a partir de fuentes renovables, lo cual implica una contribución del  1,5% sobre el total de demanda   de  energía.  La  energía  hidroeléctrica  a  pequeña escala ha sido el principal origen, representando más de la mitad del total de la generación de energía en base a fuentes renovables en el último año.   Los recursos eólicos se encuentran en segundo lugar de importancia entre las fuentes renovables, aportando  un  tercio  de  la  generación  de  energía renovable.

Si bien la base de comparación es muy baja, es destacable que en los últimos años se ha evidenciado un crecimiento en la generación de energía renovable, en torno al 22% promedio entre 2011 y 2014. Cabe señalar que el aumento de la generación de energía eólica es la principal razón para explicar la mayor relevancia de las energías renovables. En el último año, la demanda de energía cubierta con este recurso se incrementó un 37%, gracias a la incorporación del nuevo parque eólico Arauco II y a la mayor actividad del Parque Loma Blanca, inaugurado en 2013. A pesar de los avances, el aporte de la energía eólica es aún muy poco significativo a nivel agregado: representa solo el 0,5% del total del consumo de energía eléctrica a nivel nacional.
Recientemente, se aprobó una nueva Ley de Energías Renovables (Ley Nro. 27.191), la cual modifica el marco normativo hasta entonces vigente. Por un lado, la ley incorpora una serie de beneficios fiscales y otro tipo de incentivos para fomentar las inversiones en el sector de energías renovables; y por el otro, establece un nuevo cronograma de metas de abastecimiento de consumo eléctrico a través de generación de energía mediante recursos renovables. Los objetivos implican la provisión del 8%
del consumo eléctrico provisto a través de energía renovable para  2017  y aumenta progresivamente hasta  llegar  al  20% para  2025. La puesta en vigencia de este nuevo marco normativo demandará un gran crecimiento  de  la  generación  a  partir  de  fuentes renovables, aún suponiendo un panorama de crecimiento  moderado  de  la  demanda  eléctrica. Si la tasa media de expansión del consumo de energía  eléctrica  fuera  del  2%, el cumplimiento de las metas implicará la necesidad de generación de aproximadamente  11.000  GWh a partir de recursos renovables para  2017, que equivale a  6  veces el nivel de  generación  de  2014, y  32.600  GWh para  2025, que es 17  veces el nivel registrado actualmente.

Dichos  requerimientos  de  crecimiento  en  la generación  de  energía  renovable  implicará incrementar significativamente la capacidad instalada.  Para  ello,  es  factible  avanzar, simultáneamente, en el impulso de la generación de energía eléctrica a partir de tres grandes áreas que presentan en la actualidad las mayores posibilidades de expandir la capacidad de generación: 1   Los objetivos que plantea la ley son los siguientes:  8% a  2017; 12% al  2019;  16% al  2021;  18% al  2023;  20% al  2025. En los últimos  10  años la demanda de energía eléctrica creció a un ritmo de  3,5%  promedio.
•  Biomasa: Diversos  países  dependen significativamente  en  la  generación  de  energía - térmica y eléctrica - en el aprovechamiento de recursos provenientes de la biomasa, tales como residuos del sector foresto-industrial, del sector agrícola y desechos municipales. En la Argentina existen estudios que indican que existe biomasa para  generar  más  de  24.000  Ktep3  (FAO,  2009; Uasuf   y  Hibert,  2012).
•  Energía eólica:  La Argentina cuenta con ventajas naturales para el desarrollo de este tipo de energía, en particular por la regularidad y velocidad de los vientos, lo que posibilita disponer de un factor de carga que puede alcanzar  el  42%  en  determinadas  zonas,  superior al que se logra en la mayoría de los países del mundo. De acuerdo a diversos estudios, existe la  posibilidad  técnica  de  generar  65  veces la potencia instalada actual. Por otra parte, la energía eólica es, actualmente, una de las alternativas más competitivas (dependiendo de la disponibilidad, concentración de recursos y precios  de  la  energía).
•  Energía solar:  A nivel mundial se ha observado recientemente  un  fuerte  crecimiento  de  las inversiones  en  la  generación  de  energía  solar.   La reducción de los costos de los paneles solares, por un lado; y la posibilidad que brinda esta tecnología para autogenerar energía, por el otro, constituyen los principales argumentos que explican el dinamismo que han experimentado las energías solares en los últimos años. Asimismo, cabe aclarar que la Argentina cuenta con espacios con altos valores de radiación solar por unidad de superficie, especialmente en la zona Norte del país.
Además de las tres opciones mencionadas,   es  factible  considerar  otras  formas  de  generación, como el biogás o la energía mareomotriz, entre otras. La concentración de desechos agropecuarios en determinadas zonas donde se emplea el feedlot pero también de residuos de industrias como la alimenticia invita a considerar la opción de los biodigestores  para  la  generación  de  energía, tal como se emplea en muchos otros países, como por ejemplo en Australia o en Finlandia. También es posible el desarrollo de la energía mareomotriz, siendo que en la Argentina existe potencial natural para el aprovechamiento de dichos recursos, a pesar de que existe escasa difusión en la mayoría de los países del mundo. Actualmente, la inversión estimada para la generación  de  energía  eléctrica  a  través  de  biogás, biomasa o solar es generalmente superior a la que se requiere para la puesta en marcha de parques eólicos. No obstante, en algunos casos, la productividad es mayor, por lo que es factible producir más energía por MW instalado. Tal es el caso, por ejemplo, de la biomasa o del biogás, donde es posible alcanzar un nivel cercano al 80%, por lo cual el costo de inversión por energía generada puede terminar siendo inferior incluso al de la generación eólica. Sin embargo, las plantas de biogás como las de biomasa pueden presentar inconvenientes asociados a la disponibilidad de los insumos, debiendo incurrir en costos adicionales de traslado de residuos. La energía eólica, en cambio, no debe afrontar este tipo de obstáculos, aunque sí tiene la desventaja de la intermitencia de los vientos, por lo que se erige como alternativa complementaria y no única para la generación de energía eléctrica. Por tanto, dado que cada opción tiene virtudes y falencias, las mismas se deberán desarrollar simultáneamente para que la complementación permita cumplir con las metas de sustitución de fuentes fósiles por renovables establecida por ley. Para estimar la demanda potencial de aerogeneradores en el mercado local, bajo la hipótesis de entrada en vigencia de la nueva ley de energías renovables, se cuantificarán los requerimientos de ampliación de la capacidad instalada  para  la  generación  de  energía  eléctrica a través de fuentes renovables. Para ello, se considerarán  dos  escenarios  de  provisión  de  energía al  2025: el primero, que supone que el  100% de los requerimientos  de  generación  de  energía  renovable será cubierto mediante energía eólica; y el segundo, donde el  50% será cubierto con eólica; el  20%,   con energía solar; el  15%, con biomasa; el  10%,   con hidroeléctrica; y el  5% restante, con biogás. Es factible que el proceso de crecimiento de generación  de  energía  eléctrica  a  partir  de  fuentes renovables en la Argentina se produzca en forma diversificada aunque exista un predominio de la energía eólica. Es por ello que el escenario  1  es  más bien un ejercicio teórico, para cuantificar la demanda potencial  de  aerogeneradores  en  un  caso  extremo, que una proyección de la matriz energética para la Argentina  para  dentro  de  10  años. El primer escenario, entonces, parte del supuesto de que la meta de sustitución por fuentes renovables para  2025  se cubre completamente con energía eólica. Ello demandará una potencia instalada  requerida  de  aproximadamente  9.000  MW, con un factor de carga del  40%, el cual es posible alcanzar en las zonas con mayor potencial eólico del país y, por tanto, se requeriría la instalación de  4.000 aerogeneradores,  de  potencia  media  de  2,1  MW cada uno. Aproximadamente, la inversión por MW es de poco más de  2  millones de dólares, lo cual sumaría un desembolso total de US$  18.000  – US$  20.000 millones  en  los  próximos  10  años  para  cumplir  con el objetivo de abastecer el  20% de la demanda de energía  eléctrica  a  través  de  generación  eólica. El segundo escenario propuesto parte de la hipótesis  de  que  la  demanda  de  energía  eléctrica de fuentes renovables sería cubierta no solo por la generación  eólica  sino  también  con  energía  solar, biomasa, pequeña hidroeléctrica y biogás. De acuerdo a las participaciones relativas supuestas, y a los factores de carga considerados, debería contarse con una capacidad instalada al  2025  de  4.500 MW de  generación  eólica;  3.000  MW,  de  generación de  energía  solar;  700  MW para biomasa;  200  MW  para biogás y  550  MW  de  pequeña  hidroeléctrica. Bajo este escenario, los requerimientos de ampliación  de  la  capacidad  instalada  para la generación eólica continúan siendo muy significativos. De cumplirse con las metas de sustitución y suponiendo que la energía eólica seguirá siendo la opción más ágil y competitiva, la hipótesis de que la misma proveerá el  50% de la demanda  de  energía  eléctrica  renovable  al  2025, implica que existirá una necesidad de instalar unos .000  aerogeneradores  en  los  próximos  10  años. A partir de lo expuesto, se concluye que la entrada en vigencia del nuevo marco normativo podría implicar un cambio de paradigma para el desarrollo de las energías renovables en la Argentina y, con ello, emergerá una gran demanda de aerogeneradores, lo cual podría producir un efecto industrializante, al abrir la posibilidad a las empresas de diversos sectores metalúrgicos a que aggiornen  sus capacidades para la fabricación de los equipos y sus partes y piezas para abastecer al mercado local. El efecto industrializante del impulso a las energías renovables: potencialidades para la fabricación  nacional  de  aerogeneradores El  cumplimiento  de  los  requerimientos  de  generación de  energía  de  fuentes  renovables  puede  convertirse en una oportunidad para desarrollar la producción de  aerogeneradores  nacionales  como  también  sus partes y piezas.  Como se mostrará a continuación, existen capacidades locales para la producción de aerogeneradores,  los  cuales  pueden  tener  un  alto grado de integración nacional, dado que es factible producir la mayoría de los componentes. El desarrollo de proveedores de partes y piezas y la articulación con las empresas fabricantes de aerogeneradores se erigen como un factor clave en el marco de una estrategia tendiente   a impulsar la cadena de valor eólica. La producción nacional de estos equipos puede constituir una fuente de sustitución de potenciales importaciones y, asimismo, puede generar múltiples efectos positivos vinculados con la creación de empleo,   las mayores inversiones en investigación y desarrollo, la agregación de valor y el   desarrollo  local. En la Argentina existen más de  200  empresas que conforman la cadena de valor de producción de  bienes  de  capital  para  la  generación  de energía eólica. Entre ellas, solo tres firmas fabrican aerogeneradores; el resto, producen sus componentes. La mayoría de las firmas de la cadena de valor se encuentran agrupadas en el Cluster Eólico Argentino – impulsado por la Cámara de Industriales  de  Proyectos  de  Ingeniería  de  Bienes   de Capital (CIPIBIC), que actualmente nuclea cerca   de  60 empresas. Las tres empresas que pueden producir aerogeneradores  son:  IMPSA,   NRG   Patagonia  e  INVAP. Mientras que las dos primeras ya han desarrollado turbinas eólicas de alta potencia - de 0,5  a  2,1  MW– la tercera, solo cuenta con productos de diseño propio en el rango de baja y media potencia (de  4,5  a  30  KW). Sin embargo, solo IMPSA posee capacidad instalada para la producción seriada de equipos aerogeneradores.  De  acuerdo  a  datos  de informantes del sector, dicha empresa tiene la capacidad de producir  70  equipos  anuales  además diversos componentes. En cuanto a la posibilidad de fabricar las partes, se destaca que la empresa está en condiciones de producir anualmente  70 generadores, palas y carenados como también otros componentes  como  torres  modulares,  generadores Unipower - de  1,5,  2,0  y  2,1  MW - y góndolas (estructura que sirve de soporte e interface de conexión entre el rotor y la torre). Por su parte, NRG Patagonia cuenta en el presente con una capacidad instalada para producir  60 equipos de  1,5  MW durante el período  2012 - 2014, es decir a razón de  20  equipos por año. Pero además, NRG Patagonia se encuentra actualmente en condiciones de fabricar por sí o por medio de proveedores nacionales una gran parte de los componentes  de  los  aerogeneradores. Además de las empresas mencionadas, que pueden fabricar los equipos, hay muchas otras que pueden producir la mayoría de sus componentes. De los cuatro grandes ítems que componen el equipo eólico, que son  la torre, el conjunto góndola,   el generador y las palas, este último es el único donde actualmente Argentina no cuenta con fabricantes nacionales. Sin embargo, existen iniciativas para comenzar a desarrollarlas en el país, desde INVAP y en coordinación con algunas firmas del  Cluster  Eólico. Entre las empresas que producen piezas para los molinos, se destacan dos firmas que cuentan con instalaciones  para  fabricar  torres  para  equipos aerogeneradores, que es uno de los grandes componentes de estos: Metalúrgica SICA Argentina S.A. y Metalúrgica Calviño  S.A. Sin embargo,   se deberán efectuar grandes inversiones para lograr aumentar su producción a  250  torres por año,   con el fin de lograr la construcción de  2.000  torres para el año  2020. Estimación del potencial de la integración nacional   de los  aerogeneradores  fabricados  en  Argentina De acuerdo al relevamiento de las empresas agrupadas en el Cluster Eólico Argentino, existe capacidad para la fabricación de prácticamente todas las partes, piezas y componentes para la producción local de aerogeneradores (actualmente se fabrica la mayoría pero no todas las partes   y  piezas). Ahora cabe indagar sobre el grado de integración nacional que es posible alcanzar en la fabricación de aerogeneradores argentinos a mediano plazo. A partir de ello, entonces, se podrá evaluar si la provisión de aerogeneradores de fabricación nacional puede implicar un ahorro de divisas frente a la importación de los equipos terminados. En ese caso, el efecto sobre el ahorro de divisas podrá ser doble: por la menor dependencia de importaciones de  combustibles  para  generación  de  energía eléctrica y por los menores requerimientos de divisas para  importar  aerogeneradores. Con ese objetivo es que en esta sección se presenta un estudio de caso, en base a información suministrada por la CIPIBIC, el cual establece el costo de instalación de un parque eólico de  50   MW de  potencia  instalada. Ha sido un proyecto elaborado para la licitación GENREN I y el grado de participación nacional y extranjera de sus partes y componentes. El proyecto incluyó la instalación de  25  equipos de 2  MW cada uno, siendo la adjudicataria la empresa IMPSA.

El grado de participación de la industria nacional en la fabricación de equipos aerogeneradores, partes   y componentes, junto a las obras complementarias, es muy elevado y se aproxima actualmente al  81%, siendo el  19% de los componentes de procedencia extranjera, considerando el costo total de la instalación de un parque eólico. No obstante, las obras complementarias para la puesta  en  funcionamiento  de  los  aerogeneradores, por definición, prácticamente no demandan importaciones y, de acuerdo a lo expuesto, constituyen una parte significativa del costo total del proyecto. Aproximadamente, los aerogeneradores  representan  64% del valor total   de la puesta en funcionamiento del parque; mientras que las obras complementarias, el otro  36%. El despiece de los aerogeneradores, según el origen de sus componentes, muestra que el  70% del valor total corresponde a partes y piezas de fabricación nacional. El  30% restante corresponde a componentes  que  son  de  origen  importado,  debido a que actualmente no existe producción local de los mismos. Tal es el caso de las palas y de algunas partes de los generadores. Por el contrario, sí se corrobora que es posible fabricar el resto de los componentes:  las  torres,  los  transformadores,  las góndolas, anillos de fundaciones, algunas partes de los generadores y, aunque todavía no se efectuaron, también  los  carenados. A partir de lo expuesto, puede concluirse que la puesta en funcionamiento de la nueva ley de energías renovables y el impulso de la provisión de  aerogeneradores  de  origen  nacional  puede implicar un verdadero crecimiento para el sector de  bienes  de  capital.  Además,  considerando  el  alto grado de integración nacional, la fabricación de los aerogeneradores en la Argentina es una opción factible para la construcción de los parques eólicos y también un camino con menor necesidad de divisas frente a la importación de los equipos terminados.  Estimación  del impacto del impulso de las industrias vinculadas a la generación de energía  eólica  en  términos de ahorro de divisas La implementación de una estrategia para promocionar la instalación de parques eólicos, utilizando  aerogeneradores  nacionales,  constituye una gran oportunidad para la Argentina. Además de los efectos positivos en términos de la reducción de emisiones contaminantes, puede ser una vía para aliviar la restricción externa. Una primera cuestión para analizar es la comparación entre la demanda de divisas para la construcción de un parque eólico con aerogeneradores  nacionales  vis  a  vis  uno con aerogeneradores  importados.  Ello  implica  observar el ahorro de divisas por la fabricación nacional   de  los  aerogeneradores,  considerando  que solamente se importan las partes y piezas   no fabricadas en Argentina. La instalación de la potencia estimada en poco más de  9.000  MW para alcanzar la generación de  32.600 GWh mediante energía eólica podría demandar cerca de US$  20.000  millones en el período  2016-2025. Si solo el  19% del costo total de los proyectos es de origen extranjero, la instalación de los parques eólicos para cubrir la totalidad de la demanda potencial de energía  renovable  al  2025  insumiría unos US$  4.000 millones de divisas para importaciones de partes y piezas de aerogeneradores. Pero, de no avanzar con estos proyectos, probablemente continúe la dependencia  de  las  importaciones  de  combustibles para el funcionamiento de las centrales térmicas   (o al menos en parte, si se incrementa la producción local de gas y petróleo). Ello podría implicar mayores requerimientos  de  combustibles  para  la  generación de energía térmica que a lo largo del período   de  10  años podría demandar entre US$  18.000    y US$  20.000  millones  de  importaciones  de combustibles (gasoil o fueoil). Por tanto, la instalación de parques eólicos que permitan abastecer el  20%  del  consumo  energético en  2025, con aerogeneradores de fabricación nacional, podrían llegar a reducir las necesidades de divisas en más de US$  16.000  millones  en  los próximos  10  años. Y las importaciones de piezas requeridas  para  fabricar  dichos  aerogeneradores equivalen al ahorro de divisas para la importación de gasoil y/o fueloil que se hubiese necesitado para  la  generación  de  energía  mediante  centrales térmicas en solo dos o tres años. Aún si se espera un escenario donde la energía eólica solo represente la mitad de la demanda de energía eléctrica de fuentes  renovables  –complementada  con  energía solar, biomasa, biogás -  el ahorro de divisas es todavía  significativo. En conclusion, la generación de energía eólica no sólo es un aporte a la diversificación de la matriz energética nacional, sino que además puede ser una plataforma de desarrollo  industrial  y  tecnológico  y  en  ese  sentido  contribuir  al  ahorro de divisas por sustitución de importaciones de combustibles, equipos y tecnología, así como también a la generación de divisas mediante la exportación de parques eólicos, de sus partes y componentes. La meta para alcanzar la provisión del  20% del consumo  de  energía  eléctrica  al  2025  mediante fuentes renovables implica la necesidad de impulsar un gran cambio en la matriz energética. Para lograr dicho objetivo deberá incrementarse  17  veces la generación  eléctrica  renovable  y,  por  tanto, se  requerirán  inversiones  de  envergadura. 6  Depende de la evolución de los precios del petróleo y de sus derivados Si bien es factible que se produzca un avance simultáneo  de  la  generación  energética  de diferentes fuentes de recursos renovables, la eólica se erige como la alternativa con mayor potencial   de  crecimiento. La expansión de la generación eólica para abastecer la demanda de energía renovable, por tanto, traerá consigo la necesidad de instalar una gran cantidad de aerogeneradores. Ello abre enormes oportunidades para la industria argentina para la fabricación de los equipos y sus partes. De acuerdo   a los relevamientos realizados, existe un conjunto de empresas con capacidad para producir los equipos como también la mayoría de sus partes y  piezas.  La emergencia de un mercado potencial que puede superar  las  2.000  turbinas en los próximos  10  años puede ser aprovechada para impulsar una industria de producción de alto valor agregado, con posibilidades de introducir mejoras tecnológicas, que permitirá el desarrollo de una gran cantidad de sectores de bienes de capital vinculados con la cadena eólica. Esto constituye una oportunidad para numerosas empresas del sector metalmecánico que se encuentran diseminadas por todo el país, generando empleo y contribuyendo al   desarrollo  local. Asimismo, el desarrollo de la energía eólica implicará una disminución en la demanda de divisas. Por un lado, por las menores necesidades de combustibles para  generación  térmica, al perder espacio este tipo de fuente energética y ganar participación la energía eólica; y por el otro, porque la instalación de  aerogeneradores  de  fabricación  local  demanda menos divisas frente a la importación de los equipos terminados. Ello se debe a que existen capacidades para la producción de casi la totalidad de las partes y piezas de los aerogeneradores y, por tanto, presentan un alto grado de integración nacional. En síntesis, la puesta en vigencia de la nueva ley de energías renovables implica una oportunidad para la Argentina para diversificar la matriz energética, reducir las emisiones contaminantes pero también puede reducir la restricción externa y contribuir al desarrollo industrial, a la producción de bienes con alto contenido tecnológico y a la creación de empleo de calidad. Si el eje industrializante no es tomado en cuenta, se podrá diversificar la matriz energética pero al costo de elevados requerimientos de divisas por las importaciones que demande y habremos desperdiciado  una  oportunidad  extraordinaria  para el desarrollo industiral y tecnológico. No obstante,   no  debe  perderse  de  vista  que  se  deberá  trabajar en el fortalecimiento de las empresas de los sectores involucrados para que puedan ampliar su escala de producción, mejorar las tecnologías disponibles y lograr equipos terminados de generación.

Fuente: Informe elaborado por por Matías Kulfas, Evelin Goldstein y Darío Caresani.

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