Nota del editor
El gobierno de Trump, con el argumento que incrementa los costos privados (sin tomar en cuentas los costos sociales y ambientales) continua desandando los avances del gobierno de Obama para cuidar ese bien público que es la naturaleza.
La noticia:
"La Oficina de Gestión de Tierras (BLM, sigla en inglés) dice que se está moviendo para eliminar la regulación del año 2015, ya que duplica las normas estatales e “impone costos injustificados” en la industria del petróleo y el gas.
El gobierno de Trump se propuso desechar una regla de la era de Obama que tenía como objetivo asegurar que el fracking para el petróleo y el gas no contaminaran los suministros de agua.
La Oficina de Administración de Tierras (BLM), que es parte del Departamento del Interior, dijo el martes (23 de julio) que se está moviendo para desechar la regulación de 2015 porque duplica las normas estatales e “impone requisitos de informes onerosos y otros costos injustificados” en la industria del gas.
La regla requiere que las operaciones de fracking en terrenos públicos estén realizadas apropiadamente para que los contaminantes no se escapen en los suministros de agua. Las empresas también están obligadas a revelar públicamente los productos químicos en los fluidos utilizados en fracking, que es un proceso de perforación utilizado para liberar depósitos de petróleo y gas dentro de las formaciones rocosas.
A pesar de haber sido ultimado hace dos años, la regla del fracking nunca ha entrado en vigor debido a una serie de desafíos judiciales de la industria de combustibles fósiles y de varios Estados. La BLM había defendido inicialmente la regla pero después de la entrada de Donald Trump a la Casa Blanca la Agencia ahora está proponiendo desecharla.
Según la BLM, la regla costaría a la industria del petróleo y gas por lo menos 32 millones de dólares al año y sería innecesaria ya que las compañías ya están haciendo lo que la regulación requiere “sea para cumplir con la ley estatal o voluntariamente”.
Un análisis realizado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) el año pasado encontró que las aguas residuales del fracking en los Estados Unidos “ha afectado la calidad de las aguas subterráneas y los recursos de aguas superficiales en algunos casos”, pero sigue habiendo incertidumbre sobre las consecuencias debido a la falta de información.
La regulación de fracking era una de varias reglas explícitamente dirigidas por Trump en una Orden Ejecutiva (decreto) que firmó en marzo.
La administración se ha movido agresivamente para revertir varias salvaguardias ambientales tales como los frenos en la filtración de metano, un poderoso gas de efecto invernadero y el vertido de residuos de las operaciones de minería en los arroyos.
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