Comentario preliminar*: estas notas son consecuencia de un viaje realizado a la ciudad de Londres con motivo de una invitación a varios funcionarios de países suramericanos –Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela- para conocer las políticas de GB en materia de CC. La invitación consistió en mantener reuniones, coordinadas por el ministerio de RREE, con alrededor de 25 instituciones públicas (departamento de Energía y CC, de Agricultura y manejo del suelo, grupos de trabajo dedicados a estudios sobre el CC, etc.), privadas (empresas energéticas, consultoras, organizaciones financieras), mixtas, ong´s, universidades, y corporaciones empresarias, dedicadas de una u otra manera a fundamentar e impulsar el diseño de políticas dirigidas a la mitigación y adaptación de las consecuencias de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI).
No soy un especialista en el tema CC. Mis intereses profesionales están orientados hacia la economía y la ciencia política, con experiencia profesional en el campo de la energía, en particular la energía eléctrica. El propósito principal de estas primeras notas es transmitir algunas observaciones, percepciones y apreciaciones o hipótesis preliminares sobre lo visto y oído durante la mencionada visita, con la intención de llamar la atención del CPA sobre esta problemática para, eventualmente, con la convocatoria y participación de voces autorizadas, reflexionar sobre el tema considerando sus probables consecuencias para la Argentina.
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Dado que en la Argentina el tratamiento de la problemática del CC se encuentra diseminada en diferentes ámbitos de la administración pública y otras instituciones, y no existe una coordinación de las actividades que se desarrollan en cada uno de ellos, como así tampoco un plan de trabajo conjunto que apunte a realizar estudios científicos, y a evaluar, fundamentar y conformar políticas nacionales sobre el particular –con su correspondiente asignación de responsabilidades, y seguimiento y control de las medidas y/o metas dispuestas-, es probable que el gobierno de GB esté buscando por su cuenta interlocutores válidos para motivar una mayor participación del país (y de otros latinoamericanos) en los debates internacionales que se avecinan intensos durante este año. En diciembre de 2009 se realizará una reunión en Copenhagen, que algunos ya denominan Kyoto 2 (los documentos para ese debate deben estar listos a mediados de este año). El interés de GB sería evitar la polarización de la discusión entre los grandes actores de este tema (EUA, China, India, Rusia, Brasil), porque lo considera más acorde con su enfoque del problema. De hecho en mas de una oportunidad algunos de los interlocutores señalaron que consideraban que el G77 era muy heterogéneo y sus intereses dispares. Otro hecho sugestivo es que en la invitación no estuvo incluido Brasil, ya que éste país tendría ideas definidas sobre el tema y en todo caso las discutirá con los “grandes actores”
De las presentaciones que hicieron al grupo invitado surge claramente que consideran al “CC” un hecho científico de relevancia que esta causando y causará un profundo cambio en varios aspectos de la vida humana y en sociedad. El calentamiento global, resultado de los GEI producidos por la actividad humana a partir de la revolución industrial, producirá efectos irremediables si no se actúa con las medidas locales, nacionales y globales adecuadas. Estos requieren cambios profundos en los modos de vida, las actividades económicas (producción, transporte y consumo), y en particular en las fuentes empleadas para la producción de energía, insumo esencial para la vida del hombre en sociedad. Por este motivo el estudio del problema y el diseño de medidas de adaptación y remediación –tanto a nivel nacional como internacional- es de alta prioridad en la agenda, tanto del sector público como del privado.
Un antecedente importante que aceleró las decisiones de GB en materia de emisiones GEI es el llamado “Informe Stern”. Este informe, que es muy extenso y en el cual hoy se sigue trabajando para profundizar varios puntos debatibles, dice, en síntesis, que los efectos de CC tienen un costo estimado del 5% del PBI mundial, en tanto que las medidas para solucionarlo solo el 1%.
GB ya esta tomando medidas internas de adaptación y remediación del problema, tanto a nivel local como nacional. En el ayuntamiento general de Londres y en uno de las afueras de la ciudad se pudo comprobar las medidas concretas que están adaptando en este sentido. En algunos casos se trata de medidas experimentales, pero es evidente que están gastando importante sumas de dinero y otros recursos en ello.
A nivel internacional GB esta comprometida es disminuir sus emisiones en un 20% al año 2020. Si hay un acuerdo global esta dispuesta a elevar esa meta al 30%. Al año 2050 plantean reducciones de hasta un 80%.
A nivel interno la política seguida, con un fuerte apoyo de grandes empresas privadas, se denomina “cup and trade”; y consiste en poner un tope a las emisiones a nivel sectorial (cuya transgresión implica fuertes multas económicas) y estimular la creación de un “mercado de carbono” en el cual se pueden comprar certificados de reducción de carbono que permiten, a las industrias que estén interesadas/necesitadas de superar el límite establecido, compensando el exceso con los certificados disponibles. Este tipo de mercado se esta difundiendo en otras parte del mundo. Incluso se habla de un mercado global de carbono. La política de poner un tope nacional a las emisiones, en la medida que existan en el mundo países que no lo tengan, debe considerarse una política temporal porque la disposición lógica de las empresas será desplazarse de los países con límites a las emisiones hacia los países que no los tienen, y ello afectaría severamente a las economías que pierdan estas industrias.
Otra medida interna adicional a las regulaciones directas que están impulsando, es la obligatoriedad de que en la etiqueta de los productos de consumo final figure la “huella de carbono”. Esta huella consiste en una medición de la cantidad de energía productora de GEI que se empleó para la producción, transporte y comercialización del producto. De esta manera es el propio consumidor el que debe asumir la decisión de consumir productos con mayor o menor emisión de GEI. Con ello, y una fuerte campaña de difusión, se espera que sea el propio consumidor el que oriente a las empresas a producir productos “ecológicos”. En este sentido hay que reflexionar sobre las posibles consecuencias que esto puede tener sobre nuestros productos de exportación.
Respecto de lo que estas medidas y políticas pueden resultar para nuestros países, no fue un tema de preocupación de los expositores. Simplificando la actitud de ellos podría resumir así: “nosotros vamos a hacer esto, ustedes deberán reflexionar y decidir qué hacer sobre la parte que les toca”.
En particular preguntamos si tenían pensado proporcionar financiamiento adicional para la reconversión que esto podría implicar en nuestros países. Las respuestas fueron muy vagas. También preguntamos si estaban pensando transferir tecnología a bajo costo para facilitar la transformación. Tampoco se obtuvo una respuesta concreta.
De esta visita me traje varias inquietudes y preocupaciones sobre nuestra situación, y entre las principales preguntas cuyas respuestas me gustaría conocer están:
- Existe a nivel institucional (público, privado, académico) un conocimiento más o menos profundo y amplio de lo que está ocurriendo a nivel mundial en cuando a las políticas de CC, y su impacto local?
- Hay estudios completos y metodológicamente adecuados que indaguen sobre las evidencias relativas a los efectos del CC, presentes y futuros (posibles escenarios climáticos), y sus posibles consecuencias, sociales, económicas, energéticas, políticas (locales e internacionales)?
- Cuál es el lugar que el tema tiene en la agenda pública, tanto nacional como internacional?
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