La evolución de los precios, el comportamiento de la producción y la inversión, la apuesta por los recursos no convencionales y el boom de las energías verdes son los cuatro ejes que condicionarán el desarrollo del sector petrolero argentino en 2017. El “efecto Trump” en el sector. Informe de la consultora KPMG Argentina.
Para la actividad hidrocarburífera convencional, 2017 será un año de transición en el país. El trabajo destaca el impacto positivo que representa para el medio local el repunte del valor internacional del barril, pero a la vez advierte sobre posibles consecuencias negativas vinculadas con la asunción presidencial de Donald Trump en Estados Unidos.
Más allá del rebote de los precios del crudo, KPMG cree que la temporada estará signada por el mayor proteccionismo que se espera en la política norteamericana, las inciertas condiciones domésticas de inversión y productividad, el incipiente desarrollo de los recursos hidrocarburíferos no convencionales y el inexorable crecimiento de las fuentes energéticas renovables.
Según el informe, durante los últimos 10 años la extracción de hidrocarburos estuvo fuertemente ligada a la oscilación de las inversiones. “El gas natural mostró un repunte desde 2014, mientras que el petróleo logró frenar el declive iniciado en 2001, pero no consiguió mejorar la cantidad de barriles”, puntualiza.
En ese sentido, la capacidad productiva de la industria hidrocarburífera argentina disminuyó desde unos 60.000 barriles equivalentes de petróleo (BOE, por las siglas en inglés) por persona en 2005 hasta algo más de 25.000 BOE en 2016. “El impacto que la caída de los precios tuvo en la rentabilidad no operó del mismo modo en los costos de producción y operación”, precisa KPMG.
En el ámbito del shale, la consultora resalta los esfuerzos realizados en pos de abaratar la realización de pozos horizontales en Vaca Muerta (cuyo costo se redujo de u$s 15
a 10 millones), aunque admite que todavía resta optimizar la competitividad para alcanzar los estándares estadounidenses (donde esa clase de pozos cuesta, en promedio, unos u$s 7 millones).A fin de acortar esa brecha, el país deberá avanzar en tres aspectos clave: los costos laborales, el transporte y la logística. En cuanto al primer ítem, debe subrayarse la flamante firma de un importante acuerdo entre el Gobierno nacional, los sindicatos, las empresas y las autoridades neuquinas.
Inversiones en juegoHasta el momento se sabe que Vaca Muerta recibirá en 2017 una inversión cercana a los u$s 5.000 millones, de los cuales u$s 2.300 millones correrán por cuenta de YPF. A decir de Diego Calvetti, socio líder de Petróleo y Gas de KPMG Argentina, aunque este anuncio es significativo sigue estando lejos de los niveles a los que debe aspirar el yacimiento.
“Obviamente no se trata de una cifra despreciable. No obstante, lo deseable sería alcanzar un monto de u$s 10.000 millones para este año”, proyectó.
Por otro lado, opinó, habrá que seguir de cerca el direccionamiento de ese presupuesto. “No es lo mismo que los fondos se destinen a nuevas áreas o que complementen inversiones en campos que ya están siendo explotados, tales como Los Molles (que alberga shale oil), Loma La Lata, Rincón del Mangrullo, Lindero Atravesado y El Mangrullo (que disponen de gas y tight gas)”, especificó.Según sus palabras, sería interesante que las inversiones se vuelquen sobre áreas no exploradas o poco estudiadas. “Eso contribuiría a ampliar el conocimiento que se tiene de la formación, lo que ayudaría a detectar los denominados ‘sweet spots’ y permitiría un mejor aprovechamiento de los recursos existentes en el mediano y largo plazo”, completó.
Complemento verde
Más allá de los costos de la extracción de shale y tight en el país, el relevamiento de KPMG centra su atención en los precios con los que fueron proyectadas esas iniciativas. La explotación de Loma Campana, por ejemplo, fue diseñada sobre la base de un valor global del barril situado por encima de los u$s 100.
Según la consultora, esa cotización no se vislumbra en el horizonte cercano. Adicionalmente, el Gobierno nacional acaba de sustituir el precio sostén del crudo a nivel interno por un esquema de valores decrecientes que empalmarán progresivamente con los internacionales.
Frente a este escenario, el informe plantea que los hidrocarburos no convencionales sólo pueden pensarse como un modelo energético para el largo plazo. Si lo que se busca es ver resultados en lo inmediato, hay que redirigir la mirada a las fuentes energéticas renovables.En esa dirección, la reciente licitación de proyectos eólicos, solares y de biomasa –entre otras formas de generación– por más de 2.400 megawatts (Mw) de potencia seguramente se verá expandida por nuevos anuncios esta temporada. “Estas energías pueden quitarle peso a las necesidades locales de producción a través de los hidrocarburos, por lo que aparecen como un complemento más que como una competencia”, concluye KPMG.
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