viernes, 21 de abril de 2017

El mercado argentino de gas en 2016

La demanda de gas natural argentina creció un 2.32% en 2016 respecto a 2015. El sector residencial consumió más que el año anterior (4.22%) y el sector industrial menos (-3.86%). Hubo más gas disponible para usinas, que aumentaron su consumo un 7.02% respecto al 2015. En volúmenes promedio, en el año que pasó se consumieron 122.1 millones de metros cúbicos por día.

El aumento de la demanda de gas fue acompañado por un crecimiento del suministro de origen nacional. El gas inyectado al sistema con origen en la producción local aumentó un 6.64% respecto al 2015 (6.5 millones de metros cúbico día promedio adicionales).

Ese crecimiento del producto local, permitió reducir el suministro de gas adquirido en el exterior. Cayó la importación por barco (-6.39%) y la importación de Bolivia (-4.13%). Hubo por primera vez importaciones de volúmenes reducidos desde Chile.

Los volúmenes promedio totales de gas inyectado al sistema de provisión en el 2016 alcanzaron los 134.3 millones de metros cúbicos día. El gas local tuvo una participación en la conformación de la oferta del 77.8%, y el importado un 22.2%. En el 2015, esas participaciones fueron del 75.7% y del 25.3% respectivamente.

El suministro doméstico inyectado al sistema de transporte creció porque sigue creciendo la producción de gas nacional. Ya había crecido un 4% la producción en el 2015, y en el 2016 creció un 4.9%.

La recuperación productiva se explica principalmente por el comportamiento de la cuenca Austral y la cuenca Neuquina, con un aumento del 10,78% y 7,81% respectivamente respecto a la producción del año anterior (esto se tradujo en unos 2,5 millones de inyección adicional por día en el flujo de gas de la Austral, y unos 4,5 millones de inyección adicional de gas proveniente de la Cuenca Neuquina).

El mayor aporte productivo del sur está relacionado al desarrollo de un yacimiento convencional off shore (Vega Pléyade). La recuperación de la producción neuquina viene del aporte de nueva producción no convencional (tight y shale gas). Si bien las expectativas futuras indican que el gran potencial de recursos gasíferos está entre los no convencionales (el 77% de los recursos de Vaca Muerta son gasíferos) no hay que descartar el aporte potencial de nuevos yacimientos convencionales.

Para futuras inversiones hay dos señales de largo plazo que las condicionan: precios y costos.

A nivel mundial el gas natural todavía no tiene un precio de referencia internacional ya que los flujos por barco de GNL no tienen la intensidad como para conformar un mercado internacional similar al mercado petrolero.

Si la Argentina desarrolla su potencial va a interactuar en ese mercado global del gas con compras y ventas, pero, por el momento, como importadora, es tomadora de los precios del gas importado o de los precios de los combustibles que lo sustituyen. La oferta local fue estimulada con precios que remuneran la producción incremental, pero en promedio ponderado (gas nuevo y viejo) recibe alrededor de 5.20 dólares por millón de BTU (por debajo del costo del GNL regasificado). La demanda en promedio paga casi un dólar menos. La diferencia es compensada por subsidios con impacto presupuestario que en su mayor parte benefician el consumo residencial.

La política del Gobierno ha fijado un horizonte decreciente de precios a la producción no convencional (de 7.5 dólares a 6 en el 2020) y una gradual reducción de subsidios para que la demanda asuma los precios del mercado. A su vez, promueve acuerdos de productividad para reducir costos y estimular inversiones. Si, guiados por estas señales micro y otras de una macro más estable, los productores de gas natural incrementan su apuesta inversora, la producción de gas doméstico puede sostener tasas de crecimiento de un 5% anual y aún superarlas.

El año pasado se perforaron 216 pozos gasíferos (208 de explotación), sólo 15 más que en el 2015. Si los pozos gasíferos se duplicaran en los próximos años, es posible que a mediados de la próxima década la Argentina recupere el autoabastecimiento.

A partir de ese punto vendrá la interacción con el mercado mundial, con picos de demanda invernal atendidos por compras de GNL y excedentes de exportación en otros meses con destino preferente a la región.

El mundo avanza a una transición de sustitución intrafósil (más gas reemplazando carbón y petróleo) que disminuye las emisiones contaminantes, mientras las energías renovables bajan costos y reducen intermitencia a caballo de nuevas tecnologías.

En su estrategia de largo plazo, la Argentina puede acompañar este desafío aumentando su produccion gasífera y diversificando su matriz energética con la incorporación de nuevas energías alternativas.

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