PLANIFICACIÓN para una MATRIZ EQUILIBRADA de GENERACIÓN ELECTRICA
La energía
eléctrica es el insumo energético más accesible para la población porque su uso
es sencillo y dúctil; por ello su demanda tiende a aumentar a mayor velocidad
que los otros energéticos. En un contexto de crecimiento sostenido, de un fuerte
consumo sin señales económicas que lo
limiten y con problemas de autoabastecimiento de combustibles, un primer
análisis indica la necesidad de atacar dos frentes simultáneos para paliar el
problema de la balanza comercial externa.
Uno es evitar el
uso innecesario y muchas veces el despilfarro, al que culturalmente es afín
buena parte la población urbana. Es decir trabajar fuertemente en el plano
cultural y económico en pos de un Uso Razonable, Responsable y Eficiente de la Energía (URREE) y justo
socialmente. El análisis de consumos muestra que es posible ajustar
selectivamente las tarifas y la velocidad de crecimiento de la demanda de
potencia y energía sin que ello afecte la evolución de la economía, las
expectativas de mejoras en la calidad de vida y el derecho pleno al acceso a la
energía de toda la población.
Dos, planificar
adecuadamente cómo se satisface el crecimiento de la demanda pensando en
hacerlo al menor costo posible, sacrificando el mínimo de recursos que
necesitarán las nuevas generaciones y con el menor impacto ambiental, ahorrando divisas con una industria local eficiente. Actualmente,
nuestra matriz eléctrica, en potencia instalada para la generación de
electricidad es: Combustible fósil
66,4%, Generación hidráulica 28,4%, Nuclear 4,9% y otras renovables
0,3%.
Cada forma
de generación tiene ventajas y desventajas: La generación con combustibles
fósiles es la que requiere menor inversión, pero es la que tiene mayor costo de
combustibles y mayor impacto ambiental negativo, consumiendo además un recurso
no renovable. La generación eólica es la de menor impacto ambiental, hoy es una
energía cara en pesos pero supone ahorro en divisas si se promueve la creciente
participación de la industrial local.
Los requerimientos que deben cumplir estos generadores para la estabilidad del
sistema eléctrico, hacen que la generación eólica sea complementaria de
centrales eléctricas térmicas, nucleares e hidráulicas de base.
La generación hidráulica, que también
evita el uso de combustibles fósiles, tiene un alto costo de inversión y
necesidades de transporte eléctrico importante por las distancias entre los
lugares donde se encuentran las fuentes hídricas y los centros de demanda; pero
tiene al mismo tiempo bajos costos de operación y la importante ventaja de
poder cubrir tanto la punta como la base del sistema. La generación nuclear
también tiene un alto costo de inversión pero al mismo tiempo un bajo y estable
costo de combustible, ventajas en el costo de transporte a los centros de
consumo, una creciente participación de la industria local en su construcción y
otros beneficios como la tracción tecnológica de proveedores de equipos y
materiales. Otras variantes de generación eléctrica con energías renovables, a
excepción de la biomasa, requieren su desarrollo en un plan de promoción y
aliento, accesible y con recursos nacionales.
La matriz
que proponemos tiene tres condicionamientos claros: (I) agotar las
posibilidades de construir centrales hidráulicas; (II) aumentar fuertemente la
participación nuclear incentivando la participación local en la apropiación de
las tecnologías y manufactura de las partes electromecánicas y en la obra
civil; y (III) incrementar radicalmente la participación de la energía eólica
por las ventajas naturales, su rápida instalación y la posibilidad cierta de la
alta participación industrial local.
En un
esquema de evolución de las participaciones porcentuales de la energía
producida, se
tres etapas con una proyección de crecimiento del 4%
anual a mediano plazo, hoy asumida por distintos
economistas y planificadores
como una tasa sustentable en un marco de desarrollo con fuertes políticas
de
ahorro a implementar y eficiencia energética de uso. Ello nos posibilitaría
llegar al año 2.020 con una
matriz de
53,1% de fósil, un 35,3% de hídrica, 7,6% de nuclear, y un 4% de
eólica.
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La
generación eléctrica de origen hidráulico y nuclear son las que mejor cumplen
con las premisas indicadas en esta nota, es decir la expansión del sistema de
generación al menor impacto ambiental y sin sacrificar los recursos que
requerirán las generaciones venideras. Pero tienen una dificultad: se requieren
tiempos de entre 5 y 6 años para su instalación. Para ese período la expansión
de la demanda sólo se podrá satisfacer con razonabilidad, con responsabilidad
ambiental y con emancipación del cuello de botella de la importación de
combustibles, con una intensa construcción e instalación de generadores eólicos.
Estos demandan tiempos sustancialmente menores (2 años) y con costo de
combustible cero. También con hidráulicas de baja potencia. Por supuesto que
ante la falta de otras opciones siempre caben las urgencias de siempre:
instalar generadores con combustibles fósiles. Consideramos que la instalación
de pequeñas centrales de generación distribuida, a base de gas oíl, constituyó
un error: entre el 2011 y el 2012 se tuvieron que importar cerca de 4.000
millones de dólares en gas oil, pagado al contado, agravando la emergencia
energética.
Por ello
proponemos la urgente planificación para el inicio de obras hidroeléctricas y
nucleares si queremos disponer de ellas y tener una mejor matriz de generación eléctrica.
Y si de planificación se trata, propiciamos la creación de la Empresa de Planificación
Energética similar a la
Empresa de Pesquisas Energéticas - EPE, del Brasil, siguiendo
la política nacional de profundización del modelo de gestión estatal. El EPE es
una estructura de consultoría estratégica de alto nivel cuya capitalización
proviene de cargos específicos a empresas privadas de rentas excepcionales,
como las de comunicaciones móviles, contiene un staff altamente especializado
que sustenta el desarrollo autónomo, competitivo y la universalización del
consumo de energía. Y una clara impronta profesional y técnica, identificada
con las políticas de estado.
Este
Instituto quiere transmitir la necesidad de diversificar la matriz de
generación eléctrica con el objetivo de disminuir el drenaje de divisas y
aumentar la soberanía nacional, calificando como prioritario el desarrollo Hidráulico,
Nuclear y Eólico. La urgente necesidad de implementar un plan de ahorro
energético y a su vez, resignificar el arte de planificar, como ineludible para
alcanzar estas metas, proponiendo una herramienta de gestión vinculada al
Estado, como es una Empresa de Planificación de Energía, una EPE Argentina.
Asimismo, consideramos conveniente la
creación de una empresa eólica especializada y estatal, que podría estar en su
inicio en el ámbito de ENARSA, para fomentar la incorporación de granjas
eólicas con una importante participación de la industria nacional. Argentina tiene la necesidad de apuntar a una matriz
energética equilibrada de mejor perfomance ambiental y una gestión nacional e
integral de los recursos humanos, naturales, económicos y financieros.
Carlos
Rey, Marcos Rebasa, Bruno Capra, Andres Repar, Nilda Minutti, Cristina Huwiler,
Silvia Corral, Luis Tognon, Daniel Torchio,
Silvia Veitzman y otros.
Miembros del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz